Para los que no saben lo que es el aspartame, muy probablemente ya lo hayan ingerido. Es un endulcorante no calórico descubierto en 1965, aprobado por la Administración de Drogas y Alimentos de Estados Unidos (FDA) en 1974 y es 200 veces más dulce que el azúcar. Contiene dos aminoácidos comunes: ácido aspártico y fenilalanina.
Al ver las imágenes de seguro ya lo reconoció.
Una cosa importante que debemos mencionar antes de entrarle al análisis, es que el aspartame no debe ser consumido con personas con fenilcetonuria, estas personas no pueden metabolizar la fenilalanina del aspartame y esto es provocado por la carencia de la enzima fenilanalina hidroxilasa. Esto lo podemos notar en los comerciales de productos dietéticos.
Dejando esto a un lado, debido a que este problema es reconocido por la industria del aspartame, entremos de lleno al mito. En resumen, el aspartame es acusado de imitar los síntomas o agravar las siguientes enfermedades:
Fibromalgia, artritis, esclerosis múltiple, enfermedad de Parkinson, Lupus, sensibilidad química múltiple, diabetes y complicaciones diabéticas, epilepsia, Alzheimer, defectos de nacimiento, síndrome de fatiga crónica, linfoma, etc. Pero éstas son solo las enfermedades; pero se le acusa también de un sinnúmero de síntomas y achaques como: visión borrosa, dolor de articulaciones, ataques de ansiedad, pérdida de la memoria, entre muchas otras, hasta un tal doctor Roberts le llama al Nutrasweet® “el Auschwitz molecular”. Creo que también el aspartame es el responsable de los ataques a las torres gemelas y la clausura de Luz y Fuerza del Centro… creo… no me haga usted mucho caso.
Estará usted de acuerdo, amable lector, que si tomamos en cuenta las aseveraciones que hacen acerca del aspartame, lo hacen ver como si estuviéramos ingiriendo ácido de batería.
La primer pregunta lógica es: ¿Cómo es que las autoridades de salud no han hecho nada al respecto? Digo, si estamos tratando con una sustancia que se pudiera pensar que fue preparada en Chernobyl, ¿cómo es posible que siga en el mercado? Y la primer respuesta lógica es (si está usted familiarizado con las teorías de conspiración, usted mismo podrá dar la respuesta):
“Nutrasweet® mangonea a los departamentos de Salud para que esta verdad no sea descubierta”.
Como siempre, a echarle la culpa a las compañías y al gobierno. Clásico.
¿A poco le alcanza el dinero a Nutrasweet® para comprar a medio mundo? Porque Nutrasweet® no solo se vende aquí en México y en Estados Unidos, se vende alrededor de 90 países y se usa en alrededor de 6000 productos, por lo tanto debemos de teorizar que en cada agencia de salud de cada País en donde se venda, tiene que haber mordida. De entrada, si se le da un enfoque de conspiración, hay que dudar.
Investigando para escribir este artículo, me encontré otro endulzante llamado neotame, que también es producido por Nutrasweet®, y por supuesto también se hallan por ahí algunas teorías de conspiración para este componente. A mí se me hace que esto ya es personal. Y por si lo quiere comprobar, hay varios sitios en donde se menciona que el aspartame no es seguro, solo busque la palabra aspartame en Google para que se de cuenta de la campaña que hay hacia dicha sustancia.
No hay nada como unos buenos estudios para callar bocas:
Primero que nada, la Administración de drogas y alimentos de los Estados Unidos (los cito a ellos porque es un organismo con un buen sistema de aprobación de medicamentos y alimentos, a lo mejor el mas importante en el mundo) aún tiene al aspartame como aprobado y menciona que no tiene efectos adversos, mas que la fenilcetonuria.
De la siguiente liga en inglés:
Pregunta: ¿Los endulzantes bajos en calorías causan reacciones adversas?
Respuesta: No. Los expertos en nutrición generalmente concuerdan que no hay evidencia convincente de una relación causa-efecto entre los endulzantes y efectos negativos en humanos. La FDA ha monitoreado quejas de consumidores para posibles efectos adversos por mas de 15 años.
Otra liga para aspartame usado en recubrimiento de pastillas en donde también se hace hincapié sobre la seguridad de usar aspartame como recubrimiento, con excepción, de nuevo, en casos de fenilcetonuria.
Un estudio del 2007 menciona que el uso de aspartame en los individuos, inclusive en los que mas consumen aspartame, está muy por debajo de lo permitido por la agencia de salud Norteamericana y Europea, y el estudio concluye que no hay evidencia de una relación entre aspartame y cáncer.
Otros estudios que datan desde 1985 concluyen lo mismo.
Un estudio italiano encontró una creciente incidencia de cáncer en ratas a las cuales se les suministraba unas dosis exageradas de aspartame, casi el doble de lo permitido. La FDA no movió su postura, y es razonable, estamos hablando de ratas y las dosis son increíblemente altas. Aparte, este estudio no es nada comparado con los estudios arriba mencionados, los cuales son en humanos, y estamos de acuerdo en que las ratas y los humanos somos un poco diferentes (sin mencionar a algunos políticos).
Surfeando en Internet para sacar información de este artículo, me encontré con un sitio llamado http://www.sweetepoison.com/, traducido al español sería dulce veneno. El sitio es corrido por la doctora Janet Starr Hull, y en uno de sus artículos menciona nunca voy a aceptar noticias de la seguridad de aspartame. Leyendo esto, uno inmediatamente puede asociar su cerrazón con ideología, y la ideología es una de las cosas más difíciles de remover.
Es importante mencionar que el aspartame puede ocasionar dolores de cabeza en algunas personas, pero estos no son peligrosos, solo es un síntoma incómodo y lo podemos resolver tomando otro tipo de endulzante como Splenda®.
Con todo lo que hemos analizado, podemos concluir que el aspartame es seguro para el consumo humano en las dosis recomendadas, las agencias de salud están haciendo su trabajo, y el aspartame está siendo monitoreado como muchas sustancias en el mercado.
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