En los últimos meses he visto dos
casos que han llamado mi atención en cuanto a la relación entre
ciudadanos y ciencia.
El primero caso, Sarah
Kavanagh (vegetariana) estaba
buscando en su Gatorade los ingredientes con los cuales se hace esta
bebida. Ella buscaba que no vinieran de animales, y se topó con que
contenía aceite vegetal bromado. Ella mencionó que buscó dicha
sustancia en Google, y encontró que la sustancia está relacionada
con posibles efectos secundarios como desordenes neurológicos y
hormonas alteradas de la tiroides. Es por eso que inició una
petición para sacar la sustancia de estas bebidas (PepsiCo). La
petición la hizo en el 2012, y al parecer rindió frutos. En el 2013
se removió esta sustancia del Gatorade, y hoy Coca
Cola anunció que lo hará también de sus productos.
El otro caso fue que Subway, la
compañía dedicada a hacer lonches insaboros, retiró (al menos en
EEUU) de sus panes una sustancia llamada azodicarbonamida.
La acción realmente pareciera inocua, sin embargo, lo que está
detrás de el retiro de dicha sustancia es lo preocupante.
Una
bloguera de nombre Vani Hari www.foodbabe.com
comenzó una petición en línea
para que removieran dicha sustancia. Se escucha como una buena
iniciativa, pero cuando ves las palabras que esta persona usa para
fortalecer sus argumentos, te das cuenta de que son argumentos
falaces.
Menciona
que esta sustancia se usa para hacer loas tapetes de Yoga (Yoga mats)
y suelas de zapatos, que está prohibida su venta en Europa porque
causa asma, y que cuando un camión lleno de esa sustancia se volteó
en una carretera en Chicago, esto ocasionó que los oficiales de la
salud emitieran la mayor alerta para control químico y que muchas
personas salieron con irritación de la piel y los ojos. Pero mi
favorita es: “cuando ves los ingredientes, si no lo
puedes deletrear o pronunciar, probablemente tampoco deberías
comerlo.” Sin duda una persona
que conoce de Bromatología.
Esta
sustancia se usa regularmente entre 0.2 mg/kg a 0.56 mg/kg en comida,
y obviamente no es lo mismo la cantidad que se usa en una tapete de
Yoga. Tampoco es lo mismo tener la sustancia, pura, en cantidades
industriales (un camión), a lo que se usa en los panes.
Es un
hecho que esta sustancia está ligada al asma, pero solamente en los
trabajadores que la manipulan directamente, no por ingerir la mínima
cantidad que aquí mencionamos.
Esto
tomó vuelo, y dio como resultado la remoción de esta sustancia en
los panes de Subway que se usaba como un aditivo.
Para
una mejor comprehensión de esto, el dr. Steven Novella hace un muy
buen análisis en dos
publicaciones.
Yo no
estoy en contra de que los ciudadanos revisen lo que están
consumiendo, al contrario, qué bien. Sin embargo, me preocupa que no
tenemos las herramientas necesarias ni el pensamiento crítico para
hacer una verdadera valoración y análisis de estas sustancias. En
el primer caso, esta persona encontró reacciones neurológicas y de
la tiroides. Si hay algo que tengo claro con los buscadores de
internet, es que casi seguro encontrarás lo que andas buscando. No
niego que estas sustancias son dudosas, en años anteriores los
aceites bromados ya habían sido tema
de preocupación, sin embargo, una petición en internet no es
justificada si te basas en lo malo que encuentras en Google.
En el
segundo caso, bueno, esta mujer sí no tiene remedio. Si entran en su
página, ya la trae contra las pizzas, contra Taco Bell, y otras
compañías. Repito, no estoy en contra, pero si su razonamiento va a
ser falaz, y no se va a enganchar en debates serios de ciencia, pues
la verdad queda en ridículo. Aunque, lo preocupante es que gana las
batallas.
Ah, eso no está nada bien. Por ello es importantisimo que, de emprender una campaña frente a algo o alguien, los argumentos que constituyen nuestras armas sean cuidadosamente elegidos. Reales (y con ello, fuertes)
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