Hace unos días me enfermé de influenza estacional. Gripa de temporada, puej. Parte de los requisitos de ser estudiante exige que comparta la renta con otros pelafustanes de intereses similares. Uno de ellos enfermó, 7 días después seguí yo, y justo ahora está comenzando el otro. Un día con poca fiebre y dolor corporal, otro de garganta inflamada y un poco de tos; y nada más. Las opciones para sanar al instante son escasas.
Posibles curas contra la gripa:
A decir verdad, ninguna funciona. No hay nada que te pueda curar, ni nada mejor que hacer más que esperar y dejar que se cumpla el ciclo de la enfermedad. El virus de la gripa (que en realidad son varios) es un ente real que entra a nuestro sistema por diferentes vías; no un desbalance de chi, ni un desfase de aura. Es un animalito con “vida” propia y un ciclo natural que cumplir. Mismo que concluye cuando nuestro sistema inmunológico termina su ingeniería en reversa y produce anticuerpos apropiados contra el invasor. Ni la vitamina C, ni el caldo de pollo hacen algo más que agitar nuestros placebescos deseos de curarnos a toda prisa.
En terreno de prevención la cosa se pone más interesante. Existen las recomendaciones populares que básicamente se reducen a: abrigarse y comer bien. Las recomendaciones gubernamentales abarcan lo mismo más un par: lavárse las manos con frecuencia y evitar contacto con personas enfermas. La infección por contacto con una persona contagiada es innegable; pero, ¿qué tendrá que ver el frío con enfermarse?
Lo primero que pensé fue que no tienen nada que ver, que era otro caso de una mala correlación de datos. Es decir, hay enfermos todo el año y te vas a enfermar si no has creado los anticuerpos para la variante de gripa de temporada, haga frío o no. Al respecto, encontré ambas caras de la moneda: algunos dicen que el frío es inofensivo, mientras que otros afirman que el frío es una variable en la ecuación de la gripa.
Si nos encontramos en un clima frío, suena razonable que nuestro sistema inmunológico tenga un desempeño aminorado cuando el cuerpo se encuentra ocupado manteniéndonos calientes. Si además tenemos contacto con una persona enferma, tal vez nuestras probabilidades de contagio se eleven. Las abuelitas tienen un poco de razón; si no consideramos que cada cuerpo reacciona distinto a la temperatura. Quiero decir, no porque salgamos al frío sin abrigo significa que nos vamos a enfermar, automáticamente. La salud es algo difícil de delimitar y todos tenemos diferentes niveles de tolerancia. Respecto a si la gente se enferma más en invierno que en verano es probable que sea cierto y que se deba a que la gente pasa más tiempo en lugares cerrados (aumentando su probabilidad de contagio si hay un enfermo presente).
Por cierto, si de verdad no se quieren contagiar; se pueden inmunizar contra la influenza estacional. La vacuna se crea todos los años y tiene una efectividad respetable. No existe una vacuna definitiva puesto que el virus muta constantemente... Muta por sí solo, es una de las maravillas de la naturaleza y la evolución; “las farmacéuticas” no están detrás de ésta.
Posibles curas contra la gripa:
- Tomar vitamina C
- Rezarle a San Juan y/o a San Pedro (se recomienda igual número de plegarias a ambos)
- Tomar diluciones homeopáticas a 30C de: Bryonia, Gelsemium, Apis mellifica, etc.
- Hacerse reiki (la recomendación dice: Hazte reiki y tómate una aspirina o paracetamol. ¡DUH!)
- Someterse a una sesión de aromaterapia
A decir verdad, ninguna funciona. No hay nada que te pueda curar, ni nada mejor que hacer más que esperar y dejar que se cumpla el ciclo de la enfermedad. El virus de la gripa (que en realidad son varios) es un ente real que entra a nuestro sistema por diferentes vías; no un desbalance de chi, ni un desfase de aura. Es un animalito con “vida” propia y un ciclo natural que cumplir. Mismo que concluye cuando nuestro sistema inmunológico termina su ingeniería en reversa y produce anticuerpos apropiados contra el invasor. Ni la vitamina C, ni el caldo de pollo hacen algo más que agitar nuestros placebescos deseos de curarnos a toda prisa.
En terreno de prevención la cosa se pone más interesante. Existen las recomendaciones populares que básicamente se reducen a: abrigarse y comer bien. Las recomendaciones gubernamentales abarcan lo mismo más un par: lavárse las manos con frecuencia y evitar contacto con personas enfermas. La infección por contacto con una persona contagiada es innegable; pero, ¿qué tendrá que ver el frío con enfermarse?
Lo primero que pensé fue que no tienen nada que ver, que era otro caso de una mala correlación de datos. Es decir, hay enfermos todo el año y te vas a enfermar si no has creado los anticuerpos para la variante de gripa de temporada, haga frío o no. Al respecto, encontré ambas caras de la moneda: algunos dicen que el frío es inofensivo, mientras que otros afirman que el frío es una variable en la ecuación de la gripa.
Si nos encontramos en un clima frío, suena razonable que nuestro sistema inmunológico tenga un desempeño aminorado cuando el cuerpo se encuentra ocupado manteniéndonos calientes. Si además tenemos contacto con una persona enferma, tal vez nuestras probabilidades de contagio se eleven. Las abuelitas tienen un poco de razón; si no consideramos que cada cuerpo reacciona distinto a la temperatura. Quiero decir, no porque salgamos al frío sin abrigo significa que nos vamos a enfermar, automáticamente. La salud es algo difícil de delimitar y todos tenemos diferentes niveles de tolerancia. Respecto a si la gente se enferma más en invierno que en verano es probable que sea cierto y que se deba a que la gente pasa más tiempo en lugares cerrados (aumentando su probabilidad de contagio si hay un enfermo presente).
Por cierto, si de verdad no se quieren contagiar; se pueden inmunizar contra la influenza estacional. La vacuna se crea todos los años y tiene una efectividad respetable. No existe una vacuna definitiva puesto que el virus muta constantemente... Muta por sí solo, es una de las maravillas de la naturaleza y la evolución; “las farmacéuticas” no están detrás de ésta.
Entre los medicos de por aquí, corria una respuesta a la pregunta de la duración de la gripe : "Con tratamiento, una semana. Sin tratamiento, siete dias". Se trató de un esfuerzo para evitár la auto-medicación y que la gente se atiborrase de antibioticos, por otra parte inútiles contra el virus de la gripe.
ResponderEliminarEl pasado invierno, la amenaza de la gripe "A" provocó una psicosis masiva entre la población, y las compañias farmaceuticas hicieron su agosto vendiendo jabones antisepticos para manos y guantes de látex desechables. En las empresas se recomendó no estrechár las manos de las visitas en el tradicionál saludo, y se colocaron dispensadores de jabón antiseptico por todas partes.
Al finál todo fué inútil, la esperada epidemia no estalló, y la gripe estacionál fué como la de cuálquiér otro año. Pero no sabemos que hacér con todas esas toneladas de jabón inútil.
Lo dicho, una semana bebiendo zumos y líquidos y algo de reposo, no falla.
Un saludo.
Dos puntualizaciones:
ResponderEliminar1.- Lo que llamáis gripa creo que comprende tanto la gripe, producida por el virus de la gripe, como los resfriados o catarros comunes, principalmente provocados por el rinovirus y el coronavirus.
2.- Muchos de los remedios, efectivamente no curan la enfermedad, pero sí alivian los síntomas, como la vitamina C, que potencia el trabajo del sistema inmunológico.
Hereje Blasfemo Acerca de la vitamina C, chécate esta entrada.
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