–¿Qué tal?
–Pues aquí, llegando.
–¿Trajeron la mercancía?
–Sí.
–¿Y?
–Pues nada. Ya la entregamos a producción.
–¿Te llevaste al dibujante de nuevo?
–Sí
–¡Chingado! Te dije que no lo hicieras.
–Oye, primero, el presupuesto que hay no da
para entrenar a muchas personas a que manejen la nave en esa atmósfera y con
esa gravedad. Segundo, es el mejor piloto que hay. Solamente que le gusta hacer
dibujos en los campos. Aunque esta vez me llevé algunos aprendices para
entrenarlos. Tienes que admitir, le salen muy bien los dibujos.
–Eso sí. Pero ya ves que la vez pasada nos
llamó la atención el supervisor de que no dejáramos dibujos en los campos de
trigo porque los terrestres habían comenzado a sospechar de nuestra presencia y
que esos dibujos llamaban demasiado la atención.
–Sí, pero nuestra ventaja es que tienen unas
personas que se auto llaman “escépticos” y son nuestros mejores aliados. Tachan
a los que dicen que los que hacen esos dibujos somos extraterrestres como unos
loquitos.
–¿Y lo creen?
–Algunos. No todos. La mayoría no se los cree.
–Pues benditos escépticos. ¿Se trajeron el
trigo?
–Sí. Todo lo que cupo en la nave.
–Bien. ¿Vacas y toros?
–Sí. Pero según los de Investigación y Desarrollo
dentro de pronto no va a ser necesario porque los vamos a hacer que se
reproduzcan en la madre nodriza.
–¿Crees que resulte el proyecto?
–Pues según lo que vi en los videos,
probablemente sí.
–¿No puedo creer que no hagan tanto escándalo
por que les falta ganado?
–Pero sí notan que les falta y que hemos
mutilado algunos, sobre todo al principio de cuando llegamos. De hecho, al
pendejo de Kynnl lo vieron el otro día.
–Sí me enteré. Leí el reporte. Estuvimos al
pendiente de sus noticias. Nos llamaron “chupa” algo, ¿no?
–Chupacabras.
–¡Ándale! Chupacabras. Nombre raro. Pero sus
medios de comunicación como que no hicieron tanta investigación.
–Sí hicieron, pero de nuevo, llamaron a los
autonombrados “escépticos” y sin ir ni estar en el lugar, los tacharon de
loquitos.
–Nuestros aliados. ¿Y qué le pasó a Kynnl?
–Nada. Sigue yendo en las misiones. Solo que
ahora sus compañeros le llaman el Chupacabras. Se enoja pero se aguanta.
–Lo llamaré así en cuanto lo vea. ¿Cuántos
humanos se trajeron para que produzcan?
–Como 257.
–¡Ah! Menos que la vez pasada.
–Sí. Es que ahora escogimos a los más gordos.
Nos fuimos a un país que le llaman “México”. Ahí tienen un chingo de gordos y
gordas.
–Ah, excelente. El otro día probé producción de
estos de “México” y es exquisita.
–¿Me guardaste algo?
–De hecho sí. Ten. Prueba.
Palxxa probó la producción de México, y exclamó.
–¡Mierda! ¡Qué exquisita mierda!
–Sí. Les sale bien.
–Gracias por guardarme. Oye – continuó Palxxa –
¿Cuándo vamos a ir otra vez a “La Tierra”?
–Pues mira, no se sabe. Se supone que con lo
que vamos a hacer con los toros y vacas con eso tenemos leche para obtener
carne y queso. Sin embargo, hay dos problemas. No hemos podido establecer en
dónde cultivar el trigo para obtener el pan. Y el otro problema es que no hemos
podido solucionar el hecho que los humanos se mueren.
–Pero se reproducen igual que las vacas y los
toros.
–Sí. Y de hecho, los de I y D han logrado que
se reproduzcan, y los humanos resultantes son muy buenos productores y defecan
a cada rato. Solamente que en esas etapas sus heces no saben tan bien. Hay que
esperar demasiado tiempo para que puedan consumir pizza y que sepa mejor.
–Entiendo. El otro día probé heces de bebé y
como que le falta algo de “punch”.
–Sí. Aparte son difíciles de maniobrar y
chillan mucho. Y luego las mujeres se ponen muy locas y se quieren andar
matando.
–¡Qué dilema!
–Ya sé. Oye, ¿recuerdas cuando apenas llegamos
aquí y hacíamos experimentos y nos equivocábamos de agujero con los humanos?
–Jajajaja. Lo recuerdo muy bien – rió Palxxa –
Esa vez fuimos a una sección que le llaman Estados Unidos.
–Sí. No recuerdo por qué los dejamos libres y
los soltamos en su sección.
–Fueron órdenes del jefe, creo. Esos tenían
unas cosas que le llaman armas y creyó que si seguíamos en esa sección, alguna
vez podríamos entrar en guerra.
–Ya. Recuerdo. Esa vez recuerdo que estuvimos
al pendiente de sus noticias y sí salieron nuestros especímenes en la
televisión diciendo que hicimos experimentos en sus anos.
–Sí. De alguna manera los “escépticos” los
convencieron de que no era cierto. Esa vez sí la vi cerca.
–Yo igual. Hasta pensé que ya no iba a ser
supervisor.
–Y luego hay unos en ese país que se
autonombran vegetarianos, y la verdad sus heces nomás no
–Sí, recuerdo que no sabía bien. Pinches
vegetarianos nadie los quiere.
–¿Ya está la producción de pizza para darles de comer a los
humanos?
–Sí. Ya están a todo lo que da. Ya me está
dando hambre.
–¿Trajeron trajes espaciales para los de la
cocina?
–Sí. Ya ves que el olor de la pizza es
insoportable.
–Nombre, si nomas de acordarme me dan ganas de
vomitar. Hoy que hemos cumplido otra misión, me gustaría brindar con todos.
–Oh, sí. Estaría bien.
–Solo que no sé por quién brindar.
–Pues por los escépticos. Sin ellos no
estaríamos aquí.
–Buena idea. ¡Por los escépticos!
–¡Por los escépticos!
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