Ya no quedaban muchos de ellos. Los
creyentes no eran tan inteligentes, algunos sí, pero la mayoría no. Por mucho
tiempo pensé que realmente era culpa de ellos el haberse extinguido. Cuando nos
encontrábamos dentro de La
Crisálida tuvimos mucho tiempo para meditar. Muchas de las cosas que
discutíamos los pocos que habíamos ahí (digo pocos entre comillas porque éramos
miles, 17,346, para ser más exactos) era que cómo era posible no asustarse
viendo el meteoro acercarse a toda velocidad y aun así creer que una fuerza
superior nos iba a salvar. Supongo que Darwin atesora a los más preparados.
Aún recuerdo la noticia. Al principio no
era una amenaza, al menos eso se pensaba, pero El Espacio… el maldito Espacio
es tan traicionero.
Por azares del destino (o ya ni sé si sea
azar. Siete años y medio encerrados te hacen dudar hasta del azar del Universo)
esa bola de lumbre cayó. Solo vimos el fuego acercarse en unas pantallas, y
después de eso, sentimos el vibrar de la Tierra. No más. Fue nuestro último
contacto con el exterior.
En algunas ocasiones nos preguntábamos si La Crisálida iba a aguantar el
impacto. ¡Mierda!, quién no se va a preguntar eso cuando es tu último pedazo de
salvación. Pero era nuestra única esperanza. Aunque no sé si llamarlo esperanza cuando la ingeniería y
la imaginación de los mejores calculaba que era un hecho que íbamos a
sobrevivir. Pero pues ejemplos de excelente ingeniería tirada a la basura hay
por muchos lados, incluso en el mismo fabricante de La Crisálida.
Pero pues era lo que había. No había más.
Este país fue de la manera en que se preparó, y le resultó. Aunque los
resultados no fueron lo esperado. Me refiero a que, millones de vidas se
perdieron, supongo. Otros países hicieron lo suyo. No sé si fueron exitosos.
Yo siempre he sido escéptico, pero no era
tan cínico como ahora. Aunque los dos conceptos muy seguidamente van juntos.
Cuando propusieron la primera selección de los elegidos,
no fue fácil digerirla, ¿qué se espera de una propuesta hecha por políticos en
donde no hay científicos? Proponían que, solamente científicos sobrevivieran
para que poblaran de nuevo el mundo con su intelecto y con su gran capacidad.
Chingado. A quién se le ocurre que un montón de nerds se van a reproducir. ¿Y luego si alguien era gay y no
había salido del closet? ¿Se iba a querer reproducir? ¿Se sacrificaría por el
bien de la humanidad?
Realmente los requisitos fueron bastantes,
entre ellos: heterosexuales solamente, en edad de procrear, científicos, que no
tuvieran antecedentes en familiares de diversas enfermedades, de familia
longeva, los hombres con un buen conteo de espermas, las mujeres fértiles, sin
aparente problema de procrear. Y miles de cosas más. Me faltó aclarar que la
propuesta fue como la décima. Es difícil pensar que quien estaba haciendo la
lista tenía que tener cordura puesto que ellos no iban a ser incluidos.
Esta fue la manera oficial. La del
gobierno. No faltaron los ricos en hacer sus propias crisálidas, hubo un par
que quería hacer una solamente para ellos y su familia, obviamente incluyendo
servidumbre. Pero los rumores dicen que fueron invadidos por gente que también
quería sobrevivir. Al parecer la servidumbre fue la que esparció el rumor, y se
unieron para que el día que iban a cerrar las puertas, se metieran a la fuerza.
Los rumores dicen que hubo disparos. Ya no se puede confiar en la servidumbre.
Hay más historias sobre otras construcciones, pero no sé qué tan ciertas sean.
Nuestra Crisálida estaba fortificada, con muros altos, torres de defensa,
soldados, aviones de caza, tanquetas, armas, municiones… muchas municiones. No
se esperaba que los soldados nos fueran a proteger de la muchedumbre, pero lo
hicieron. Mancharon sus manos de sangre. Cuando se cerró la puerta, ya no había
atrás. Nadie podía entrar. La mayoría nos quedamos juntos, algunos en posición
fetal, algunos tomados de la mano, algunos solitarios con su mente vagando no
sé en qué parte. 17,346.
Los primero meses fueron los más
difíciles, lógicamente. Algunos no daban crédito todavía. Pero parte de nuestro
trabajo era animarnos, sacarnos de los pensamientos y lágrimas, y empujarnos
hacia la meta común. Los humanos siempre tenemos la meta de sobrevivir, pero
¡carajo!, no en estas condiciones.
La Crisálida,
aparte de ser nuestra cápsula de salvación, estaba cubierta con una especie de
cúpula que la protegía. Fuera de La
Crisálida había cámaras, robots, antenas, filtros, sensores de
temperatura, humedad, y muchas cosas que, al pasar 10 años, se iban a activar
de nuevo. Al abrir la cúpula, estos instrumentos quedarían al aire libre para
tratar de comunicarnos y medir nuestro entorno. La cúpula también tenía los
mismos dispositivos, sin embargo, todos se jodieron, con excepción de una
cámara que nos transmitía el exterior. Sin embargo, la imagen siempre ha estado
negra. Siempre. La pantalla sirve, puesto que la probamos con otro dispositivo
dentro de La Crisálida,
pero suponemos que el polvo no ha bajado. Hace como un año, un equipo de quince
personas salió de La Crisálida al
espacio entre ésta y la cúpula para asomarse por las ventanas. Todo negro.
Encontraron el cuerpo de uno de los soldados, el que cerró la puerta de la
cúpula. Supongo que quiso entrar en La
Crisálida pero como no se abre por fuera, no pudo, y nosotros no lo
escuchamos. Encontraron casquillos y unos hundimientos de bala en la puerta de
acero de La Crisálida, pero
se gastó todas las balas, no dejó una para matarse. Murió de hambre.
Entre nosotros había muchos astronautas.
Su experiencia en la Estación Espacial Internacional nos había ayudado a
sobrevivir. Ellos fueron los que primero fueron escogidos. Aunque algunos, se
quedaron en el Espacio para ver el evento desde allá. La última misión que fue
a la Estación que iba a recoger a los astronautas, también llevó unas pastillas
para dormir. Yo creo que yo hubiera hecho lo mismo. Un boleto para un asiento
delantero para ver la destrucción de tu planeta no te lo venden todos los días.
Siete años y medio después, ya no somos
los mismos que estábamos al inicio. Los dormitorios estaban aislados. Todos
dormíamos casi amontonados. Desafortunadamente tuvimos una fuga de dióxido de
carbono que mató a casi todos mientras dormían, solamente quedamos nueve, los
que estábamos de guardia fuera de los dormitorios. Entre esos nueve está mi
hijo de tres años. Ocho adultos y un menor no son como que el mejor equipo para
repoblar la Tierra.
Lo difícil fue decidir qué hacer con los
cuerpos. La primera idea fue poner a todos en el espacio entre La Crisálida y la cúpula. Pero
no iban a caber. Aparte, ¿cómo íbamos a salir después cuando fuera hora de
salir con el montón de cuerpos estorbando? Terminamos por decidir en dejarlos
en los dormitorios. Después de arreglar los ductos del dormitorio, sellamos la
puerta principal de los dormitorios y los dejamos ahí, inertes. Pudriéndose.
Todos y cada uno.
Perdimos mucho conocimiento con los
muertos, muchos no sabemos operar todo el equipo de La Crisálida. Aunque uno de las
actividades consistía en entrenarnos unos a otros en nuestras áreas de expertise,
necesitamos a los expertos. Nos quedamos yo, que soy microbiólogo, dos
farmacéuticos (uno con diabetes), dos matemáticas, una geóloga, un filósofo, y
mi hijo. Ni un pinche ingeniero. En estos momentos realmente me estoy
preguntando quién chingados aprobó que vinieran los filósofos. Pero no tengo a
quién reclamarle. A lo mejor sí tengo, pero no lo voy a poder hacer porque
nunca lo voy a conocer.
Solamente estamos esperando,
sobreviviendo. Como podemos. Tratamos de abrir la puerta de La Crisálida para salir pero está
descompuesta. Varios de nuestros equipos ya no sirven y no hay nadie que los
pueda reparar. Estamos contemplando un suicidio en grupo, pero es fácil decirlo
porque los demás no tienen a su crío con ellos. Aunque, para ser sinceros, no
es justo que me ponga así porque todos perdieron al suyo en los dormitorios.
Supongo que la salida “fácil” será que
alguien le quite la vida a mi hijo para no tener que hacerlo yo. Lo tendrían
que hacer cuando yo ya me haya ido. Trataré de convencer a alguien.
Hay mosquitos. En mi vida pasada odié los
mosquitos. Ahora, ya dejo que se atraganten de sangre y que queden bien
panzones. ¿Ya qué?
En el tablero principal hemos dejado las
bitácoras de estos siete años. No es mucho. Los primeros tres años tienen mucha
información. Después, a medida que el autoestima fue bajando dejamos de
actualizarlas tan seguido.
Espero que alguien encuentre este escrito,
mi letra no es la mejor, pero ya nadie tiene ganas ni de dejar una nota. Solo
espero que la encuentren, si es que pueden abrir la puerta de la pinche
crisálida.
muy entretenido...
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