Hace rato estaba yo leyendo y Erik (mi hijo de 4 años) estaba por dormirse, cuando me dijo que su maestra les dice que recen cada que se van a comer su lonche y que agradezcan a dios por el pan que están a punto de echarse. ¡ S A N T A M I E R D A !
Se escucha bonito… pero está mas mal que pegarle a dios en la cuaresma… válgame la analogía.
En primera instancia, el Colegio en donde está Erik no es un colegio católico, ni cristiano, ni musulmán, ni Monesvólico ni nada, es un colegio común y corriente, y, como tal, está sujeto a la ley.
Creo que hay que recordarles lo que dice nuestra constitución:
Artículo 3o. Todo individuo tiene derecho a recibir educación. El Estado -federación, estados, Distrito Federal y municipios-, impartirá educación preescolar, primaria y secundaria. La educación preescolar, primaria y la secundaria conforman la educación básica obligatoria.
La educación que imparta el Estado tenderá a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la Patria y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia.
I. Garantizada por el artículo 24 la libertad de creencias, dicha educación será laica y, por tanto, se mantendrá por completo ajena a cualquier doctrina religiosa;
¿Así, o más claro?
“Es que la religión da valores” “Es que creer en dios es bueno” “Es que la maestra cree que eso es bueno”, aparte de que todas estas afirmaciones son falsas y sin fundamento, aquí vienen valiendo gorro porque es en contra de la ley, y se chingó la patria.
La maestrita está violando la constitución, derramando sus creencias personales en los chamacos, valiéndole un cacahuate lo que hayan escrito los legisladores. Bonito ejemplo de seguir las normas, y luego se jactan de que enseñan a los niños los valores necesarios para la sociedad, brincándose ellos mismos las reglas.
Dudo mucho que la maestra desconozca esta regulación. Se ve que lleva camino recorrido y no es algo “simplón” como para que pase desapercibido, y por esa razón se me hace muy gandalla que se aproveche del desconocimiento de los niños de las leyes (carajo, a esa edad lo único que importan son los dulces y los superhéroes) para meterles sus creencias, y aparte, irlos acostumbrando a agradecer a alguien que nadie, repito, NADIE, ha visto, y que ni siquiera ha dado una pista, ni la más mínima, para creer.
Así que el miércoles me voy a dar una vuelta por el colegio, armado con una impresión del artículo tercero de la constitución, y una impresión de este ilustrativo y bonito cuento.
Luego les cuento cómo me fue.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Te va a ser difícil, pero esa es la actitud. Porque si consigues que la maestra elimine esa obligación, aún te quedará el festival de Navidad, el "dios" en el himno, etc. Seguramente tendrás al resto de padres, maestros y dirección en contra tuya; y los que no, cerrarán la boca y mirarán para otro lado.
ResponderEliminar¡Ánimo! Alguien tiene que ser el primero en protestar y no dejar pasar los atropellos que día tras día ejercen los credos particulares. Si yo te contara...
Te animo a dejarle muy clarito a esa monja disfrazada de maestra dónde se puede meter sus creencias. Y acto seguido, dile a tu hijo que si alguna otra vez esa "maestra" les vuelve a hablar de dios, que no se olvide que contártelo.
ResponderEliminar