lunes, 2 de noviembre de 2009

Larga vida a los Selenitas - Pt. 1

Mis aliens

Recuerdo que de niño dedicaba mucho tiempo a divagar acerca del espacio. ¿Qué pasaría si saliera de la Tierra y volara hacia arriba por mucho tiempo? Maussán me parecía toda una autoridad científica; y me encantaban los libros de Erich von Däniken que tenía mi papá en su ecléctica colección. Con la edad, casi siempre por accidente, llega la madurez; y con ella la habilidad para discernir algunas cosas de nuestra peculiar conducta como especie.

Las civilizaciones alienígenas, con tecnología superior, parecían una respuesta lógica a 'misterios' físicos hayados a lo largo de la historia. ¿Quién no fantaseó alguna vez acerca de animales mitológicos? Es probable que el universo esté rebosando de vida, hasta ahora, solo hemos encontrado evidencia de ello en nuestro planeta. La ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia, decía Carl Sagan. Para los creyentes en aliens a la hollywood la evidencia sobra; son los científicos quienes no quieren aceptarlo.

El tema a tratar aquí, por si no ha quedado claro es: Aliens o extraterrestres. El estereotipo de hollywood y el real. Para echar a volar un poco la imaginación les dejo una lista de argumentos pro-alien:

  • Los extraterrestres nos han visitado desde el inicio de los tiempos
  • Ellos son los responsables de grandes construcciones antiguas como: Stonehenge, Pirámides de Giza, Monolitos en Isla de Pascua, etc.
  • Algunos aliens habitan entre nosotros disfrazados de humanos. Alguno ocupan cargos públicos.
  • Carl Sagan negó la existencia de extraterrestres porque le amenazaron con cortarle el financiamiento de su departamento en la Universidad de Cornell.
  • La NASA esconde secretos al respecto.
  • El gobierno estadounidense oculta los restos de tripulantes alienígenas en el desierto de Nevada; en una área militar conocida como: Area 51.

Los aliens a los que estamos acostumbrados son recuerdos de historias de ciencia ficción: literatura, música, radio y cine. Algunos, más elaborados, son producto de las mentes quasi-empresariales de los fundadores de cultos como Scientology y Heaven's Gate. Algunos son fieles a su origen: 2 brazos, 2 piernas y una cabeza. Otros exploran la morfología de los insectos y sus [al parecer] erráticos movimientos.

Parte de la creencia evoluciona al mismo ritmo que la tecnología. ¿Quién ganaría entre los aliens de 'Día de la independencia' y los de 'La Guerra de los Mundos'? Las historias son geniales, pero son solo eso: historias. Algunas de esas narraciones abusan de su lobby relacionando sus historias ficticias con hechos reales: Encuentros del Tercer Tipo y el Vuelo 19; por ejemplo.

Por momentos, en el texto, parecerá que brinco de un punto a otro sin insistir demasiado. Hago mi mejor esfuerzo por cubrir la mayoría de referencias comunes a este grotescamente-gran mito.

¿Se parecerán a nosotros los aliens?

Para efectos del argumento, supongamos que el universo está plagado de seres con tecnología superior a la nuestra, merodeando el espacio y raptando a uno que otro homo sapiens biz distraido. ¿Que tan parecidos serán a nosotros? El azar, combinado con las circunstancias de supervivencia, juegan un papel determinante dentro de la evolución de la vida en nuestro planeta. Si comenzara de nuevo el proceso, dificilmente apareceríamos de nuevo en el mapa. Después de todo, llevamos poco más de un puñado de millones de años sobre la Tierra.

Desde que nacemos, experimentamos la realidad física a través de nuestros sentidos y la estudiamos apoyándonos en otras herramientas (la ciencia y la espiritualidad, en particular). Nuestros sentidos reflejan únicamente lo que están diseñados para transmitir, sin embargo existe mucho más de lo que ve el ojo. Tomemos algo tan simple como el color. El color es un poco arbitrario y dependiente del observador. Nuestros ojos son aptos para diferenciar ciertas frecuencias de una onda electromagnética como distintos colores. Nuestro cerebro hace lo suyo para organizarlo en imágenes y darnos una proyección tri-dimensional del mundo que nos rodea. Esto, desde el punto de vista de la naturaleza, no tiene mayor relevancia. Para el universo, el rango de frecuencias en la que los humanos vemos es solo una pedacito del inmenso espectro de la luz. Algunos animales ven más que nosotros, otro menos. Algunos no distinguen ciertos colores o simplemente ven variaciones de brillo; y algunos no usan la luz para “ver”, como nosotros: emiten su propio campo electromagnético y detectan cualquier intrusión en el mismo. Cualquier cualidad que nos parezca lógica o instintiva acerca de la naturaleza tiende a reforzar ese sentimiento de que “Todo el universo es como la Tierra”. La realidad es que el espacio es un lugar tremendamente hostil para el ser humano. Tenemos solo un pequeño oasis girando en torno al Sol. Somos la excepción, lejos de ser la norma... Al menos en lo que poco que hemos alcanzado a observar.

Las condiciones que se dieron en el sistema solar, y en particular en la Tierra, dan como resultado vida como la que conocemos. No hay gran misterio en esto; sin embargo, alterando ténuemente alguna de las variables podemos terminar con un guisado totalmente distinto. Aún y si todos los sistemas planetarios de la galaxia fueran idénticos al nuestro, la vida en la Tierra sería distinta en cada uno. Basta con ver el estimado de especies a lo largo de la historia (para las que hay evidencia) y considerar que más del 90% de ellas ya se extinguió. No olvidemos a nuestros ancestros los dinosaurios. Reinaron la tierra por más de 200 millones años y se fueron en unas cuantas noches. No hay mucho de especial acerca de nosotros, desde un punto de vista estrictamente biológico. Existen cientos de especies con caracterísiticas similares a las nuestras y suficiente evidencia para entender que la vida converge en su solo punto en el pasado.

Los ingredientes básicos de nuestra biología son un grupo de proteinas conocidas como aminoácidos. Estos compuestos orgánicos se encuentran en planetas, cometas, meteoritos y vagando por el espacio interestelar. Nosotros los humanos, hasta los hacemos en frascos. Los ingredientes están por todas partes, ¿Por qué creer que somos lo únicos?

No quisiera jugar al filósofo hablando de “la relevancia del hombre en el universo”, solo entiendo que somos parte de la naturaleza y que tenemos la habilidad de aprender cosas acerca de ella: no somos la epítome de la creación. Si no están convencidos, los invito a pasar un rato frente a chimpancés o gorilas en algún zoológico.

En sintésis, la naturaleza utiliza todas las posibilidades a la mano. Es tan variada la gama de opciones que dificilmente se repiten los patrones, sin importar el tiempo ni la duración. Raro será que una forma de vida alienígena se parezca a algo que conozcamos.

Existencia de vida extraterrestre

Esta es una pregunta que aún no tiene respuesta definitiva. La evidencia apunta a que es altamente probable, por una serie de razones que con calma exploraremos. Mismas razones que socaban la defensa de la teoría de los hombrecillos grises y ojones.

Nuestra galaxia tiene al menos 100 billones de estrellas. Nuestro sol es un de ellas: un sistema de segunda o tercera generación, que nació de las cenizas de otros soles. Las primeras estrellas estaban formadas por elementos ligeros (hidrógeno y helio, principalmente). Algunas estrellas, cuando llegan al final de su vida, revientan en colosales explosiones conocidas como: supernova. Una supernova, entre otras cosas, expulsa cantidades inimaginables de distintos materiales al espacio. Para ayudar con la imagen mental, una sola supernova puede brillar más que su galaxia hogar, por breves instántes. Los elementos más pesados y menos comunes se forman durante estas explosiones. De una nube de moléculas de hidrógeno, helio y otros elementos más pesados se forman estrellas como la nuestra.

Casualmente, es este rincón de la galaxia, se acumularon cantidades apropiadas de ciertos elementos naturales para que se conjugara la vida basada en carbono. El carbono es un elemento que tiene una larga lista de enlaces estables; cerca de 15 millones de combinaciones entre las que destacan: aminoácidos, carbohidratos, polímeros y nanotubos. Si bien esto no obliga a toda la vida a ser basada en carbono, le da fuerza al argumento de que la vida basada en carbono puede ser común en el resto del universo. El carbono no es la única opción; el silicio comparte ciertas propiedades químicas con el carbono y lo hace casi igual de competente para sus combinaciones y posibilidades.

La vida es persistente y siempre que haya posibilidad, la encontraremos. Un pez en una fosa marina, con un tirante de 5000 metros de agua (equivalente a cargar media tonelada por cada centímetro cuadrado de piel en nuestro cuerpo); en la boca de un geíser; en una mina a kilómetros de profundidad y en el cráter de un volcán. Existiendo tanta variedad geológica en el universo, no es de sorprenderse que contenga algo más que vida en la Tierra. Tan solo en nuestro sistema solar, existen lugares que son similares a nuestro planeta y presentan condiciones en la escala de lo habitable para el ser humano. Europa (luna de Júpiter), es una luna cubierta por una gruesa capa de hielo, escondiendo un océano que cubre la superficie completa del astro. Titán (luna de Saturno) tiene geología similar a la nuestra con algunas extravagantes variantes (bajas temperaturas y aglomeraciones de hidrocarburos por todos lados). Marte, el planeta vecino, tiene evidencia de actividad geológica como la nuestra. Valles, montañas y erosión, tan comunes como lo son en nuestro rincón de la galaxia.

Atardacer en Titán – Autor: Kees Veenenbos

Existe un mecanismo formal para evaluar la posibilidad de vida extraterrestre, inteligente y con acceso a tecnología: la ecuación de Drake (en honor a Frank Drake). Vale la pena detenernos un segundo y revisar las variables involucradas:


N = Número de civilizaciones tecnológicamente avanzadas.
R = Número total de estrellas en la vía láctea.
fp = La fracción de esas estrellas que tienen sistemas planetarios.
ne = Número de planetas apropiados para la vida, por cada sistema planetario.
fl = La fracción de esos planetas donde se desarrolla vida.
fi = La fracción de esos planetas donde se desarrolla la inteligencia.
fc = La fracción de esos planetas capaces de comunicarse mediante señales de radio.
L = La fracción de tiempo de vida del planeta durante la cual vive la civilización

El fin de esta ecuación es estimar el número de civilizaciones tecnológicamente aptas en una galaxia. Algunas de las variables se prestan a opiniones, es decir: no conocemos suficiente acerca del universo como para afirmar con certeza. Mi intención no es hacer el ejercicio, sino mostrar la variedad de opciones que se pueden ir desarrollando a partir de un sistema solar recién nacido. La mayoría de sistemas conocidos poseen 2 o más estrellas; dependiendo de la órbita del planeta, la noche podría ser un lujo desconocido para una civilización extraterrestre. Sin embargo, esto podría propiciar un clima menos cambiante (un verano perpetuo, por ejemplo) y formas de vida que no tuvieron que aprender a lidiar con los inviernos típicos de un planeta que viene y va.

La pregunta obvia es: Si el universo está tan lleno de vida, ¿Dónde se oculta?

Continuará...

EDIT: Parte 2

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