Cuando escuché este mito por primera vez, me la creí, debo confesar. Caí redondito y sin cuestionar. Buscando en Internet algunas referencias, también encontré que dicen que Albert Einstein usaba solo el 30%.
Este mito, como muchos otros, es fácil de digerir, se toma enseguida como un “hecho” científico y pasa sin el mayor escrutinio. El meollo aquí es para que vueles la imaginación y convencerte de que tu potencial es mayor. Pero ni nos dicen como alcanzar el 100%.
Lo más chistoso de esto es que en algunas partes se asegura que, si lográramos llegar a un 100%, lograríamos dominar la telequinesia. ¡Ándale pues! ¿O sea que los Jedis de las guerras de las galaxias usan el máximo? Pero dejemos esto a un lado ya que la telequinesia va a ser tratada por alguno de los sin dragones en un futuro no muy lejano y en una galaxia no tan lejana.
Volvamos al cerebro. Este mito es bastante interesante, no por lo que se afirma, sino como se distribuyó. No hay literatura científica que lo avale, es un rumor que ha venido pasando, literalmente, de generación en generación. Como quien dice, tiene un no sé qué que qué sé yo, que lo hace ”pegajoso”.
Origen
Hace algunos 100 años (obviamente, la medicina no era lo que es ahora) el 10% de nuestro cerebro había sido estudiado, o más bien, al 10% del cerebro se le había encontrado su uso, se le había encontrado la función directa hacia las funciones del organismo. No le puedo decir que esto es exactamente lo que pasó, pero es fácil teorizar que, este concepto pudo haber sido malinterpretado para dar origen a este mito tan viejo. 100 años, mas o menos, con este mito.
Ha habido grandes avances en ciencia médica desde aquellos tiempos, por mencionar una disciplina que tiene relación estrecha con este mito, la Neurología, la rama de la ciencia médica que estudia la estructura, función, el desarrollo, genética, bioquímica, fisiología, farmacología y la patología del sistema nervioso central, del cual, el cerebro es el principal órgano.
¿Cómo se puede saber qué partes del cerebro rigen las funciones del organismo?
Una técnica bastante efectiva era observar pacientes sobrevivientes de derrames cerebrales, observarlos muy de cerca. Si por alguna razón el paciente moría, se les abría la cabeza para observar. Digamos que el paciente en cuestión no podía hablar después de un derrame, cuando moría (por cualquier razón, no necesariamente por el derrame) y se estudiaba su cerebro, se observaba que el derrame había tenido lugar en el lóbulo izquierdo temporal, entonces se suponía que este lado del cerebro era el responsable directo del habla, y así, se iban desenmarañando las funciones del cerebro.
En épocas actuales se cuentan con muchas técnicas bastante buenas (y muy ingeniosas), para estudiar el cerebro: Encefalografías (medición de las ondas del cerebro), imágenes de resonancia magnética (la mas sensible hasta hoy), entre otras.
En estos 100 años de estudios exitosos, se puede decir que se conoce todo el cerebro y casi todas sus funciones.
Cabe mencionar otra rama de la ciencia médica, la Neuroanatomía, la cual no solo estudia al cerebro, sino a todas las conexiones posibles en él, las cuales, ya son conocidas casi a la perfección. A tal grado se conoce el cerebro, que en algunos casos, con los síntomas y actitudes que refiera el paciente, se puede conocer la zona del cerebro que pudiera estar dañada.
¿Y todo esto que tiene que ver con el mito?
Hablemos un poco del MRI o Imágenes de Resonancia Magnética. Estas cámaras son muy famosas, algunas parecieran cámaras de broncear. Las hemos visto en películas y son famosas en la serie de Dr. House. A lo mejor el amable lector, comparte mi sentimiento, ¡nomás de verlas dan miedo!
Sin entrar mucho a detalle, el MRI hace que nuestro cuerpo emita una señal de radio frecuencia la cual es leída por una antena y reproduce una imagen bastante detallada de nuestro cerebro en una pantalla (mencionamos el cerebro en este caso, pero el MRI puede ser usado para ver imágenes de nuestro cuerpo entero). Con ésta técnica se ha logrado ver por ejemplo heridas internas del cerebro o detectar algunas enfermedades. Como lo explicamos anteriormente, se observa al paciente y si refiere algún problema, se puede revisar el cerebro para ver si hay alguna herida, o algún tumor y así podemos deducir la parte del cerebro que rige alguna función. Debido a que ésta técnica es muy sensible, se ha logrado ver que el cerebro tiene funciones para muchas cosas (hambre, sueño, amor, ira, felicidad, etc.) o sea que sí se usa en su mayoría.
Es importante aclarar que, como dijimos con anterioridad, el cerebro es ya bastante bien conocido. Y también es importante aclarar, para poder rematar el mito, que no hay zonas que no sean útiles. De todos los estudios que se han hecho, se ha encontrado que cada sección del cerebro es activada para cada función de nuestro cuerpo. En otras palabras, no hay zonas inútiles (en una persona sana, claro está).
Otro punto de vista
Si decimos que solo usamos el 10% de nuestro cerebro, esto quiere decir que el otro 90% no lo necesitamos. Por lo tanto, nos pueden remover el 90% del cerebro y no tendremos problemas ¿no?.
El peso promedio de un cerebro humano es de aproximadamente 1.4 kg. Si le quitamos el 90%, nos deja aproximadamente 140 gramos de cerebro, mas o menos el tamaño de un cerebro de borrego. Es bien sabido que, si por algún motivo una parte pequeña del cerebro es dañada, cualquiera que sea, puede tener consecuencias graves en nuestras habilidades.
Veámoslo desde el punto de la evolución
Para esto, mejor me refiero al Dr. Steven Novella (visiten su blog, es bastante bueno).
Desde un punto de vista evolutivo, el concepto también posa severos problemas conceptuales. ¿Por qué, por ejemplo, una especie evolucionaría un órgano largo y hambriento, y luego solo usa el 10% de su capacidad?
El gran cerebro humano también viene a un alto costo, primordialmente incrementó la dificultad en el parto. Este problema nos llevó a gestaciones mas cortas, me refiero a que los humanos nacen más temprano y mas sin ayuda de lo que, de lo contrario, hubiera sido necesario. También llevó a cambios en la pelvis femenina con una consecuente disminución en la eficiencia de bipedalismo femenino. Un cerebro largo no pudo ser seleccionado por fuerzas evolutivas, a menos que estas desventajas fueran más si las comparamos contra beneficios de supervivencia. Ciertamente, la evolución no hubiera seleccionado solo un 10% de eficiencia en un organismo tan caro y vital.
¡Hermoso!
Podemos concluir entonces que sí, usamos todo el cerebro, aunque algunas personas pareciera que no, como los que se creen los mitos sin preguntar… ¡como yo lo hice!
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