El estereotipo del occidental tiene una fascinación de facto por el oriental. Cuerpos distintos, idiomas disonantes y un extravagante gusto por la comida. Pero extravagante es relativo, acá en mexicool comemos bichos por igual.
A veces es complicado separar la pseudo-ciencia y la charlatanería del hambriento estudioso, estrictamente espiritual. Él que busca el entendimiento de la naturaleza por medios emocionales, tiene motivos distintos que un vendedor del elixir milagroso. Pero en materia de geomancia y energías, el Feng Shui a la occidental y el original, llevan las de perder.
Separando ambos monstruos, y comenzando por el cercano occidente, el Feng Shui gira en torno a esto: usar a tu favor cierta estética natural para favorecer el flujo de Qi positivo.
Mi problema con el Feng Shui a la occidental
De boca de gente letrada en el asunto, entiendo que un componente básico del Feng Shui es la vibra/energía universal, presente en todas las cosas. El uso intercambiable de las palabras vibra y energía confunde tremendamente. Energía no es lo mismo que vibra. Vibra (forma abreviada de vibración) es un término tan descriptivo como lo son grande y bonito. En términos formales, energía se define como: “la magnitud escalar asignada a un sistema físico”. Ejemplo: la energía de una botella de aire comprimido. Una vibra, se entiende como algo más abstracto pero no menos tangible. Una vibra puede ser el humor en general de nuestra contraparte en una plática, una colección de reacciones después de una presentación de ventas o un concierto. Son escenarios e intercambios de emociones, que existen puramente en ese medio. Las emociones hacen su aparición en la realidad física a través del cerebro; y por mucho que Uri haya querido: las cucharas nunca se doblaban. Sin embargo, no demeritemos el valor de una emoción. ¿Alguna vez han estado enamorad@s?
El Feng Shui a la occidental pregona que hay que coincidir con una estética natural: acomodando nuestras pertenencias y procurando ciertos olóres y figuras en partes estratégicas de nuestro hábitat. Me encanta el olor del incienso, tanto que aprendí a hacer mis propias varitas. Entiendo y aprecio el valor meditacional de cierta armonía en la casa; sin embargo, no veo porque atribuir estos pequeños agregados de felicidad a un colectivo de conocimientos universal. Si debemos apegarnos a una estética, ¿A la estética de quién nos apegamos? Según el Feng Shui, a la de los chinos de antaño naturalmente. Su concepción de armonía y estética está completamente supeditada al periodo en el que se haya documentado. El Feng Shui llega a nosotros, cortesía del conocimiento milenario de los Pa Kua, en un documento llamado I Ching. Este libro representó en China intelectual, lo que Kepler pretendía con su admirable Harmonices Mundi. Una enciclopedia galáctica de la era antigüa. El I Ching, como la mayoría de obras de corte científico de la época, explora el espacio desde una perspectiva geocéntrica y cargada de nociones antigüas acerca del universo. Y bueno, existe el incómodo hecho de que la astrología y sus derivados como el Zodiaco no dan mejores resultados que un volado, estadísticamente hablando.
Chequen este tip Feng Shui:
“Coloca una planta bella en la puerta de tu casa para atraer armonía, limpiar el aire y obtener paz con su prescencia.”
Como adorador y fanático de la naturaleza, protesto. Todas las plantas son hermosas y debemos nuestra existencia a ellas. Somos parásitos del verde. Comparto la idea de que las plantas proporcionan un ambiente pacífico al hogar, pero depende de cada gusto. A mi me encanta pasar las horas viendo crecer las plantas, observando las distintas flores y hojas que salen de las semillas que voy juntando a lo largo del año. Nunca les he hablado y no pienso que las plantas puedan sentir mi “vibra”. No por eso sufre mi jardín, siempre recibo buenos comentarios al respecto. El sistema nervioso de las plantas es relativamente simple (comparado con el nuestro, vaya); pero existe una diferencia tremenda: las plantas interactúan con nosotros a través de la realidad física, únicamente. Las plantas no entienden de política, ni hablan nuestros idiomas; pero absorben los mismos fotones que vienen del Sol. Todo lo que tenga que ver con sentimientos y la naturaleza, dependerá de quien la experimente; es decir: es una cuestión emocional, completamente subjetiva. Si queremos entender la realidad física, no podemos usar estas herramientas emocionales. Una flor de mi jardín, tarda días y días en crecer y solo se abre por unas horas:
El ejercicio de pensar acerca del esfuerzo que hace la planta en crear esta flor (para desecharla unas horas después) se podría considerar espiritual. Y, a mi parecer, no menos espiritual que resolver un problema de tensores (matemáticas no aptas para niños). Einstein, con sus brillantes observaciones y complicadas matemáticas, seguramente no buscaba algo diferente que los antigüos Pa Kua: entender el universo. Ciertamente, hay una conexión muy simple entre nosotros y la naturaleza, un algo (emocional) que todos los humanos compartimos. Estoy seguro que hasta el mexicano más fresa entre los mexicanos se queda observando una fogata ardiendo, igual que lo hacían nuestros antepasados nómadas.
Explorando el Qi
Qi, o Chi, es... La única analogía aceptable que se me ocurre es lo que los cristianos conocen como “La Gracia de Dios” o “Brahma”, para los hindúes. El Chi está en nosotros y, aparentemente, fluye. Si las distintas líneas de pensamiento espiritual convergen en lo que esta vibra universal puede ser, ¿Por que difieren los detalles? ¿Qué es más importante: los chakras, los puntos clave de reflexología o los de acunputura? Adam West siempre será el mejor Batman. La respuesta usual es que todo es importante. Aquí es donde lo vago de las respuestas me hace perder el interés. Los menos interesados en inventar un chi-ó-metro probablemente sean quienes originaron esta forma de estudiar la naturaleza. Como en todas las demás artes (Feng Shui no siempre fue pan y circo), siempre habrá charlatanes tratando de usurpar sus términos y ademanes.
A los creyentes del Chi, les dejo unas preguntas:
Moviendo los muebles y desempolvando el librero
Aquí ocurre un tropiezo difícil de explicar. La geomancia dice que existen fuerzas invisibles que fluyen desde dentro de La Tierra. Estas fuerzas pueden ser canalizadas para beneficio o perjuicio de quien las reciba. Nada malo hasta ahora, esa fuerza existe y es posible utilizarla; nosotros le llamamos: electromagnetismo. El problema está en las atribuciones que muchos seguidores de estas filosofías estéticas orientales le asignan. El electromagnetismo y su estudio es responsable de cosas como: que no nos caigamos al centro de la tierra atraidos por su gravedad, que podamos utilizar electricidad y generar luz artificial. Sin embargo, no tiene nada que ver con que nuestra vida se derrumbe o que con te hayas ganado la lotería. Es una fuerza natural. La naturaleza no entiende de cuestiones construidas por el cerebro humano; cuando mucho, hace su mejor esfuerzo por adaptarse a nuestra a ratos egocéntrica manera de tratarla.
Existe la creencia que, al reordenar los muebles de tu casa o lugar de trabajo, puedes afectar la forma en la que el chi de la Tierra fluye. Si se están refiriendo al campo electromagnético de la Tierra, no tendría mucho sentido. La intensidad del campo en áreas que frecuentamos, es apenas tan fuerte como para mover una aguja débilmente sostenida por el mecanismo de una brújula. No significa que sea un campo débil: es un gran pilar en la sostenibilidad de la atmósfera terrestre. La teoría electromagnética funciona, gran parte de nuestra tecnología gira en torno a ella (la electrónica). No existe evidencia alguna para correlacionar el magnetismo de la tierra con las atribuciones mencionadas (ejemplo: vibraciones positivas para el alma). Casi me falla la sinápsis por escribir eso último.
No hay que confundir el respeto por la naturaleza con la charlatanería. ¡Hasta tienen un tarotista con güebcan!
El Feng Shui serio. ¿En serio?
Querer interpretar el Feng Shui más allá de una filosofía estética es perder el mensaje original. El Feng Shui le puede ayudar a relajarse y tener tiempo para pensar en otras cosas. En este caso, el efecto es positivo, el dogma debería ser opcional. No creo que los antigüos Pa Kua tuvieran un cuerpo de conocimientos mayor al nuestro. De ser así, probablemente hubieran sobrevivido para contarlo. Algunas civilizaciones no eran tan avanzadas como nos la quieren pintar. Si a usted le place el olor del incienso y acomodar sus muebles de cierta forma, pues que por su gusto sea.
Recuerde que la explicación más sencilla es por lo general la correcta.
A veces es complicado separar la pseudo-ciencia y la charlatanería del hambriento estudioso, estrictamente espiritual. Él que busca el entendimiento de la naturaleza por medios emocionales, tiene motivos distintos que un vendedor del elixir milagroso. Pero en materia de geomancia y energías, el Feng Shui a la occidental y el original, llevan las de perder.
Separando ambos monstruos, y comenzando por el cercano occidente, el Feng Shui gira en torno a esto: usar a tu favor cierta estética natural para favorecer el flujo de Qi positivo.
Mi problema con el Feng Shui a la occidental
De boca de gente letrada en el asunto, entiendo que un componente básico del Feng Shui es la vibra/energía universal, presente en todas las cosas. El uso intercambiable de las palabras vibra y energía confunde tremendamente. Energía no es lo mismo que vibra. Vibra (forma abreviada de vibración) es un término tan descriptivo como lo son grande y bonito. En términos formales, energía se define como: “la magnitud escalar asignada a un sistema físico”. Ejemplo: la energía de una botella de aire comprimido. Una vibra, se entiende como algo más abstracto pero no menos tangible. Una vibra puede ser el humor en general de nuestra contraparte en una plática, una colección de reacciones después de una presentación de ventas o un concierto. Son escenarios e intercambios de emociones, que existen puramente en ese medio. Las emociones hacen su aparición en la realidad física a través del cerebro; y por mucho que Uri haya querido: las cucharas nunca se doblaban. Sin embargo, no demeritemos el valor de una emoción. ¿Alguna vez han estado enamorad@s?
El Feng Shui a la occidental pregona que hay que coincidir con una estética natural: acomodando nuestras pertenencias y procurando ciertos olóres y figuras en partes estratégicas de nuestro hábitat. Me encanta el olor del incienso, tanto que aprendí a hacer mis propias varitas. Entiendo y aprecio el valor meditacional de cierta armonía en la casa; sin embargo, no veo porque atribuir estos pequeños agregados de felicidad a un colectivo de conocimientos universal. Si debemos apegarnos a una estética, ¿A la estética de quién nos apegamos? Según el Feng Shui, a la de los chinos de antaño naturalmente. Su concepción de armonía y estética está completamente supeditada al periodo en el que se haya documentado. El Feng Shui llega a nosotros, cortesía del conocimiento milenario de los Pa Kua, en un documento llamado I Ching. Este libro representó en China intelectual, lo que Kepler pretendía con su admirable Harmonices Mundi. Una enciclopedia galáctica de la era antigüa. El I Ching, como la mayoría de obras de corte científico de la época, explora el espacio desde una perspectiva geocéntrica y cargada de nociones antigüas acerca del universo. Y bueno, existe el incómodo hecho de que la astrología y sus derivados como el Zodiaco no dan mejores resultados que un volado, estadísticamente hablando.
Chequen este tip Feng Shui:
“Coloca una planta bella en la puerta de tu casa para atraer armonía, limpiar el aire y obtener paz con su prescencia.”
Como adorador y fanático de la naturaleza, protesto. Todas las plantas son hermosas y debemos nuestra existencia a ellas. Somos parásitos del verde. Comparto la idea de que las plantas proporcionan un ambiente pacífico al hogar, pero depende de cada gusto. A mi me encanta pasar las horas viendo crecer las plantas, observando las distintas flores y hojas que salen de las semillas que voy juntando a lo largo del año. Nunca les he hablado y no pienso que las plantas puedan sentir mi “vibra”. No por eso sufre mi jardín, siempre recibo buenos comentarios al respecto. El sistema nervioso de las plantas es relativamente simple (comparado con el nuestro, vaya); pero existe una diferencia tremenda: las plantas interactúan con nosotros a través de la realidad física, únicamente. Las plantas no entienden de política, ni hablan nuestros idiomas; pero absorben los mismos fotones que vienen del Sol. Todo lo que tenga que ver con sentimientos y la naturaleza, dependerá de quien la experimente; es decir: es una cuestión emocional, completamente subjetiva. Si queremos entender la realidad física, no podemos usar estas herramientas emocionales. Una flor de mi jardín, tarda días y días en crecer y solo se abre por unas horas:
El ejercicio de pensar acerca del esfuerzo que hace la planta en crear esta flor (para desecharla unas horas después) se podría considerar espiritual. Y, a mi parecer, no menos espiritual que resolver un problema de tensores (matemáticas no aptas para niños). Einstein, con sus brillantes observaciones y complicadas matemáticas, seguramente no buscaba algo diferente que los antigüos Pa Kua: entender el universo. Ciertamente, hay una conexión muy simple entre nosotros y la naturaleza, un algo (emocional) que todos los humanos compartimos. Estoy seguro que hasta el mexicano más fresa entre los mexicanos se queda observando una fogata ardiendo, igual que lo hacían nuestros antepasados nómadas.
Explorando el Qi
Qi, o Chi, es... La única analogía aceptable que se me ocurre es lo que los cristianos conocen como “La Gracia de Dios” o “Brahma”, para los hindúes. El Chi está en nosotros y, aparentemente, fluye. Si las distintas líneas de pensamiento espiritual convergen en lo que esta vibra universal puede ser, ¿Por que difieren los detalles? ¿Qué es más importante: los chakras, los puntos clave de reflexología o los de acunputura? Adam West siempre será el mejor Batman. La respuesta usual es que todo es importante. Aquí es donde lo vago de las respuestas me hace perder el interés. Los menos interesados en inventar un chi-ó-metro probablemente sean quienes originaron esta forma de estudiar la naturaleza. Como en todas las demás artes (Feng Shui no siempre fue pan y circo), siempre habrá charlatanes tratando de usurpar sus términos y ademanes.
A los creyentes del Chi, les dejo unas preguntas:
- ¿El Chi es energía que se manifiesta de manera directa en la realidad física? Por ejemplo: electrones fluyendo a través de un conductor.
- Si es una manifestación física: ¿Cómo se puede medir?
- Si no es una manifestación física: ¿Se puede diferenciar de algo artificialmente generado por nuestro cerebro?
Moviendo los muebles y desempolvando el librero
Aquí ocurre un tropiezo difícil de explicar. La geomancia dice que existen fuerzas invisibles que fluyen desde dentro de La Tierra. Estas fuerzas pueden ser canalizadas para beneficio o perjuicio de quien las reciba. Nada malo hasta ahora, esa fuerza existe y es posible utilizarla; nosotros le llamamos: electromagnetismo. El problema está en las atribuciones que muchos seguidores de estas filosofías estéticas orientales le asignan. El electromagnetismo y su estudio es responsable de cosas como: que no nos caigamos al centro de la tierra atraidos por su gravedad, que podamos utilizar electricidad y generar luz artificial. Sin embargo, no tiene nada que ver con que nuestra vida se derrumbe o que con te hayas ganado la lotería. Es una fuerza natural. La naturaleza no entiende de cuestiones construidas por el cerebro humano; cuando mucho, hace su mejor esfuerzo por adaptarse a nuestra a ratos egocéntrica manera de tratarla.
Existe la creencia que, al reordenar los muebles de tu casa o lugar de trabajo, puedes afectar la forma en la que el chi de la Tierra fluye. Si se están refiriendo al campo electromagnético de la Tierra, no tendría mucho sentido. La intensidad del campo en áreas que frecuentamos, es apenas tan fuerte como para mover una aguja débilmente sostenida por el mecanismo de una brújula. No significa que sea un campo débil: es un gran pilar en la sostenibilidad de la atmósfera terrestre. La teoría electromagnética funciona, gran parte de nuestra tecnología gira en torno a ella (la electrónica). No existe evidencia alguna para correlacionar el magnetismo de la tierra con las atribuciones mencionadas (ejemplo: vibraciones positivas para el alma). Casi me falla la sinápsis por escribir eso último.
No hay que confundir el respeto por la naturaleza con la charlatanería. ¡Hasta tienen un tarotista con güebcan!
El Feng Shui serio. ¿En serio?
Querer interpretar el Feng Shui más allá de una filosofía estética es perder el mensaje original. El Feng Shui le puede ayudar a relajarse y tener tiempo para pensar en otras cosas. En este caso, el efecto es positivo, el dogma debería ser opcional. No creo que los antigüos Pa Kua tuvieran un cuerpo de conocimientos mayor al nuestro. De ser así, probablemente hubieran sobrevivido para contarlo. Algunas civilizaciones no eran tan avanzadas como nos la quieren pintar. Si a usted le place el olor del incienso y acomodar sus muebles de cierta forma, pues que por su gusto sea.
Recuerde que la explicación más sencilla es por lo general la correcta.